Adams, Adel o Alicie... buscan una familia de acogida. Estos cachorros, de dos meses y raza golden retriever, pertenecen a la Asociación de Perros de Asistencia y Animales de Terapia (PAAT), organización que cría perros de guía y que busca ocho familias interesadas en adoptar durante un año a uno de los ejemplares, que alcanzarán los 35 kilos de peso y una altura de 60 centímetros. El objetivo de la inserción del animal en unidades familiares pasa por «criar un perro sociable y equilibrado capaz de asistir a una persona con discapacidad física», señala Alberto Alvarez Campos, presidente del colectivo e instructor de canes. Este profesional, que ha trabajo adiestrando perros en el Reino Unido, apunta: «Queremos un hogar para los cachorros en el que no pasen tiempo solos y donde se les proporcione unos cuidados básicos y ejercicio diario», como enseñanza de órdenes de obediencia, juego controlado para evitar que se vuelva revoltoso, o paseos de entrenamiento para acostumbrar al animal a situaciones de la vida cotidiana. En contrapartida, durante el tiempo que el perro permanezca en adopción, la ONG se hace cargo del coste de la alimentación, el veterinario, el seguro... «y de todos los gastos que genere» el animal. Además, los instructores y voluntarios de la asociación mantendrán un contacto semanal con el cuidador, quien recibirá las explicaciones sobre las rutinas que tienen que desarrollaran con el perro y cómo deben efectuarlas, «siempre basándose en el refuerzo positivo, que se logra entregándoles un juguete o bien un poco de alimento», apunta Jane Alvarez Kefford, vicepresidenta de PAAT e instructora.Desde la asociación esgrimen que en Gran Bretaña la adopción de perros está muy implantada «e incluso segundas generaciones, que crecieron con crías, los siguen adoptando». Y enumeran las satisfacciones que pueden sentir los acogedores : «Van a ser parte de la formación de un perro que luego se convertirá en los ojos de un ciego». Al tiempo, subrayan que en una familia con niños mayores de tres años el animal «es una responsabilidad muy positiva para el pequeño o el mayor».Asimismo, si los adopt
"Proyecto Hombre" y enfermos de trastornos alimentarios emplean canes como terapia para mejorar la autoestima.
Los perros adiestrados además de facilitar la movilidad y ser los ojos de un ciego, ayudan a las personas discapacitadas como animales de asistencia. También desempeñan tal labor con los niños autistas y sus familias, dado que el beneficio de la relación perro-niño «facilita una mejoría en sus habilidades sociales y propician un aumento de la independencia del niño» y ayuda a mejorar su seguridad para los niños, indican desde PAAT. Y precisamente el incrementar la autoestima de las personas en el proceso de rehabilitación impulsó a "Proyecto Hombre" a adoptar dos perros de los que se han hecho responsables a dos internos desde este enero. «Los responsables de los animales han experimentado un cambio increíble». Ellos combinan la terapia habitual con el cuidado del perro. «Los animales viven con los cuidadores y todas las semanas vienen personas de la ong para controlar el aprendizaje y dan pautas de trabajo a los cuidadores», comenta la responsable del programa de Cáritas Diocesana, María León Gago. «Es emocionante que te digan que cómo van a recaer cuando tienen una responsabilidad que va suponer un beneficio» para un tercero, sentencia. La decisión de incluir canes en la terapia la adoptaron el noviembre, tras plantearles la posibilidad la Asociación de Perros de Asistencia y Animales de Terapia. Con tres meses de experiencia «tenemos claro que antes de que se vayan estos perros, queremos otros», afirma León. Conocedores de los magníficos resultados obtenidos en el "Proyecto Hombre", desde la Asociación Zamorana contra la Anorexia y la Bulimia se han sumado a la acogida. Desde el martes dos jóvenes con trastornos alimentarios cuenta con sendos golden retriever. «Las familias están encantadas y nos gustaría disponer de más ejemplares para facilitar la recuperación» de más jóvenes, indica la presidenta del colectivo, Pasión Guzmán
(Natalia Sánchez. La Opinión de Zamora)
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