“Es un principio fundamental que la persona que vaya a recibir un perro de asistencia no pague por él”.
Con esta filosofía altruista nació la asociación PAAT (Perros de Asistencia y Animales de Terapia), ubicada en Morales del Vino (Zamora). Alberto Álvarez y Jane Álvarez Kefford son el matrimonio que han conseguido hacer realidad su sueño. Tras casi veinte años en el Reino Unido, trabajando en proyectos con perros guías y de asistencia, esta pareja decidió regresar a Zamora, lugar de nacimiento de él, para materializar una iniciativa que ya está dando sus frutos: acaban de entregar el primer perro guía de la asociación a un invidente de Barcelona. “Hemos decidido hacer una fundación alternativa, donde hay una gran lista de espera y, sobre todo, mucha capacidad de trabajo”, asegura Alberto.
Esta capacidad de trabajo queda demostrada en Horus y Rey, los otros dos perros que pronto estarán con sus nuevos dueños en Madrid. “Este año entregamos tres perros adultos. El año que viene pensamos conceder otros tres para discapacitados físicos y nuestro objetivo es formar otros cinco perros guías. Queremos llegar de aquí a tres años a poder entregar unos quince perros de asistencia al año”. Una meta muy alta para una asociación que sólo “cobra” un euro a los usuarios de estas mascotas, que serán su apoyo para toda la vida. Por ello, las ayudas económicas son esenciales. “Lamentablemente, el dinero hace falta, pero buscamos que quien nos los ofrezca y que quien nos lo dé sean grandes empresas o pequeñas compañías y voluntarios”, explica Alberto.
Por el momento, la subvención de este sueño está llegando del propio bolsillo de Alberto y Jane, pero el boca a oreja está funcionando muy bien en los últimos meses, en los que han conseguido un buen grupo de voluntarios para su asociación. La labor de estas personas es fundamental para la meta de PAAT.
Esta capacidad de trabajo queda demostrada en Horus y Rey, los otros dos perros que pronto estarán con sus nuevos dueños en Madrid. “Este año entregamos tres perros adultos. El año que viene pensamos conceder otros tres para discapacitados físicos y nuestro objetivo es formar otros cinco perros guías. Queremos llegar de aquí a tres años a poder entregar unos quince perros de asistencia al año”. Una meta muy alta para una asociación que sólo “cobra” un euro a los usuarios de estas mascotas, que serán su apoyo para toda la vida. Por ello, las ayudas económicas son esenciales. “Lamentablemente, el dinero hace falta, pero buscamos que quien nos los ofrezca y que quien nos lo dé sean grandes empresas o pequeñas compañías y voluntarios”, explica Alberto.
Por el momento, la subvención de este sueño está llegando del propio bolsillo de Alberto y Jane, pero el boca a oreja está funcionando muy bien en los últimos meses, en los que han conseguido un buen grupo de voluntarios para su asociación. La labor de estas personas es fundamental para la meta de PAAT.
Como una mascota más
Ellos se encargan de tener a los cachorros durante nueve meses en sus casas, para que se vayan familiarizando con las personas y aprendan las reglas básicas de comportamiento. “En principio, se trabaja con el perro de una forma normal, como cualquier persona que tiene un cachorro en casa, disfruta y juega con él. Simplemente, tienen unas normas y unas pautas un poco más claras de cómo debe de seguir el entrenamiento básico el perro”. Para ello, este matrimonio está en permanente contacto con las familias, acudiendo a sus casas y manteniendo reuniones semanales para tratar dudas o problemas que hayan surgido.
En la actualidad, doce familias zamoranas tienen un cachorro de PAAT en sus casas. Una de ellas es la de Mercedes Vázquez, que decidió adoptar a Amy “porque me gustan mucho los animales y porque creo que es un bien para la sociedad. Creo que estos perros son muy buenos para ayudar a las personas necesitadas y me encantan. Es una buena mascota”. Reconoce que, tras nueve meses de convivencia con Amy, va a ser duro devolverla a la asociación. “Me va a dar muchísima pena dejarla, pero te conciencias desde el primer día y lo vas asimilando. Pasaré un mal rato, pero sé que es para hacer bien”, reconoce mientras acaricia a su compañera.
En la actualidad, doce familias zamoranas tienen un cachorro de PAAT en sus casas. Una de ellas es la de Mercedes Vázquez, que decidió adoptar a Amy “porque me gustan mucho los animales y porque creo que es un bien para la sociedad. Creo que estos perros son muy buenos para ayudar a las personas necesitadas y me encantan. Es una buena mascota”. Reconoce que, tras nueve meses de convivencia con Amy, va a ser duro devolverla a la asociación. “Me va a dar muchísima pena dejarla, pero te conciencias desde el primer día y lo vas asimilando. Pasaré un mal rato, pero sé que es para hacer bien”, reconoce mientras acaricia a su compañera.
Cuestión de pedigrí
Estos doce cachorros han sido donados por criadores de Madrid y Burgos. “Hemos tenido mucha suerte, porque hemos podido seleccionar genéticamente a los perros, conociendo su pedigrí y sus antecedentes”, comenta Alberto. Los perros ya adultos también han sido donados a la asociación, como es el caso de Horus, que fue entregado por la sección canina de los Mossos de Escuadra de Cataluña.
Según Alberto Álvarez, el porcentaje de cachorros que pueden llegar a convertirse en perros guía es de un 48 por ciento en España. “En el Reino Unido esta proporción sube hasta el 80 por ciento, pero se hace dentro de una cría más exhaustiva y con un entrenamiento más fuerte, con muchos más medios”, asegura este adiestrador que tiene una larga experiencia en ese país.
Si cualidades los cachorros tienen que tener, también deben contar con ellas los preparadores. “Primero hay que tener una diplomatura, que es lo que hicimos en el Reino Unido. A partir de ahí, las cualidades exigidas son un cariño tremendo a los seres humanos y a los perros, y crear un vínculo, un nexo de ayuda y cooperación entre ambos”, añade.
La meta de PAAT no se queda sólo en el adiestramiento de perros guía, que son los más complicados de entrenar, porque “tiene que estar las veinticuatro horas con el usuario y tiene más responsabilidad, tomar decisiones que los demás perros no toman porque son más dirigidos por sus dueños”, explica Alberto. También están adiestrando a canes que irán “a discapacitados psíquicos o con problemas de movilidad y queremos trabajar con familias con niños con dificultades de comunicación o con dificultades sociales”, añade.
En este caso está la familia de Jesús Morillo, uno de los adoptantes. “He cogido al perro por mi hijo, ya que le encantan y tiene un minusvalía, porque no habla. Me dijeron que la terapia con los perros podía hacer que hablara un poco más”, relata Jesús. La experiencia con el cachorro está siendo todo un éxito. “El muchacho está encantado con él, se lo pasa como un enano, le hace mil perrerías y está que no quiere que se lo quiten”, reconoce. En este caso en especial, por tanto, el perro se quedará a vivir con la familia adoptiva cuando termine su periodo de adiestramiento, que tiene una media de duración de seis meses.
Está claro que ilusión y ganas es lo que no falta en esta asociación. Con muchos planes en mente para desarrollar y ampliar su labor, Alberto y Jane están también inmersos en la captación de socios, grandes y pequeños, que les den el empuje económico necesario. Cualquiera puede aportar su granito de arena. Sólo con entrar en www.paat.es, su página web, además de conocer sus actividades, uno se puede convertir en socio de esta entidad por una cuota de cincuenta euros al año.
En este caso está la familia de Jesús Morillo, uno de los adoptantes. “He cogido al perro por mi hijo, ya que le encantan y tiene un minusvalía, porque no habla. Me dijeron que la terapia con los perros podía hacer que hablara un poco más”, relata Jesús. La experiencia con el cachorro está siendo todo un éxito. “El muchacho está encantado con él, se lo pasa como un enano, le hace mil perrerías y está que no quiere que se lo quiten”, reconoce. En este caso en especial, por tanto, el perro se quedará a vivir con la familia adoptiva cuando termine su periodo de adiestramiento, que tiene una media de duración de seis meses.
Está claro que ilusión y ganas es lo que no falta en esta asociación. Con muchos planes en mente para desarrollar y ampliar su labor, Alberto y Jane están también inmersos en la captación de socios, grandes y pequeños, que les den el empuje económico necesario. Cualquiera puede aportar su granito de arena. Sólo con entrar en www.paat.es, su página web, además de conocer sus actividades, uno se puede convertir en socio de esta entidad por una cuota de cincuenta euros al año.
(Beatriz Blanco. Leonoticias.com)
1 comentario:
¿Sabes?
Siempre envidié a la gente comprometida con las buenas causas.
No tengo perro, pero a mi Pico Pico lo qiero un montón y vamos cuando viene mi primo y empieza a marearlo es que uff castigo al niño xD
Besos brujos!
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